VGM OSCAR LEDESMA: EL HOMBRE QUE ABATIÓ A HERBERT JONES

La palabra de un combatiente y poeta

Malvinas es un espejo en el que no muchos pueden verse reflejados

<Por Eric Torrado-Malvinas en la Mira>

Oscar Ledesma es veterano de guerra de Malvinas. Con diecinueve años combatió en Darwin-Pradera del Ganso, uno de los combates más feroces y denodados de Malvinas en aquel 28 de mayo de 1982. Ha brindado alrededor del país conferencias, charlas y ponencias acerca de su vivencia en Malvinas y ha participado en reconocidos programas de radio y televisión de la Argentina.

Oscar es popularmente conocido por ser el soldado conscripto que abatió en combate al oficial británico de más alto rango caído durante el Conflicto de Malvinas: el Teniente Coronel Herbert Jones, del Regimiento de Paracaidistas n°2, muerto aquel 28 de mayo bajo las balas de la ametralladora Mag de Ledesma. Sin embargo, y lejos de aprovechar aquel hecho para investirse como referente de un hito en la guerra, Ledesma reflexiona sobre el camino que lo llevó a escribirle una carta a la viuda de Jones dando su palabra de que no hubo ningún tipo de odio al momento de apretar el gatillo, valorando la figura de su esposo caído a cuya memoria como a la memoria de los caídos de los dos bandos Oscar guarda un profundo respeto y afirma que no se aferra a ese hecho puntual dado que prefiere trascender más como persona que como personaje. Una nota muy rica en la que pudimos conversar sobre la desmalvinización, la valoración argentina y británica de la Guerra, el valor en combate de nuestros hombres y el cómo la poesía y la escritura ayudaron a Ledesma durante la posguerra en un camino de sanación, de entendimiento y también de difusión de la verdad histórica de Malvinas .

Ilustración que inmortaliza el momento en que el Teniente Coronel Herbert Jones, del 2° Regimiento de Paracaidistas británico cae abatido bajo las balas del soldado conscripto Oscar Ledesma

-Oscar, ¿por qué cree que se da este proceso de desmalvinización que apunta tanto a la juventud?

-La desmalvinización comienza un 14 de junio de 1982. Sufrimos el ocultamiento, la negación, el bastardeo hacia los soldados conscriptos. Y los conscriptos fuimos el aporte popular a Malvinas. Y puedo decir que “soy un orgulloso soldado conscripto” sin hacer apología del gobierno de facto ni tampoco entrar en la miseria de la victimización, porque intentan dejar un mensaje totalmente sin asidero acerca de que Malvinas fue un conflicto entre oficiales y soldados cuando sobradas muestras hay que, por ejemplo cuando hablamos del combate de Darwin, los estrategas de todo el mundo -no solamente los argentinos- coinciden que fue el contraataque más exitoso que se hizo durante la guerra desde la fuerza de ejército.

-El almirante Woodward afirma que estuvieron a minutos de que la guerra tomara un curso diferente, afirmando que no tenían conocimiento de la capacidad de nuestras tropas, de nuestra aviación; que los argentinos aparecían por todos lados. Frente a esto y las oscuras intenciones por ocultar estos hechos, uno percibe que quizás tomar como referencia a los héroes o a los actos de arrojo coloca una vara moral muy alta para los que hoy tienen responsabilidades…

-Sí, es excelente la reflexión. Malvinas es hoy un espejo en el cual no muchos pueden verse reflejados. Visto desde ese punto de vista y desde esa claridad, Malvinas es un espejo que resulta muy muy desagradable a aquellos que hacen de la lástima y de la humillación un status quo de haber sido víctimas de la dictadura, porque los derechos humanos se han convertido en una asociación ilícita para estafar al Estado y para estafar a la sociedad, moral e históricamente. Es decir: hay en estos momentos “inreferentes” a los cuales no se los nombra para no darle entidad porque nos significaría visibilizarlos o darles una entidad que no les corresponde. Porque siempre sostengo que las víctimas que se definen como tal, primero han sido victimarios y no tengo necesidad de traer a colación ese tipo de personas que han hecho de Malvinas un negocio muy redituable. Pero de la causa han hecho un argumento muy muy débil para mostrar lo que no fue en realidad.

Malvinas es un espejo que resulta muy muy desagradable a aquellos que hacen de la lástima y de la humillación un status quo

-Usted supo decir en una entrevista “la verdadera juventud idealista fue esa juventud que llevó los ideales y peleó en Malvinas” y quizás ese es el mensaje más claro para la juventud: el idealismo más contundente y más fuerte en el siglo XX en la Argentina es aquel con que se combatió en Malvinas.


-¡Absolutamente!. Lo afirmo a cada momento. Si hubo una juventud idealista fue la juventud de Malvinas. No hubo otra. Yo hay algo que sostengo siempre: no hay guerras románticas ni revoluciones sin el costo de sangre inocente. Y en lo que respecta a ello estoy absolutamente convencido. Aparte no hay argumentos sólidos o históricos que justifiquen que los “jóvenes soñadores” hayan sido unos terribles asesinos. Como tampoco si me pongo en el otro extremo puedo llegar a avalar actos que son atrozmente crueles. Es decir…en definitiva ratas y cucarachas hubo de ambos bandos.

Oscar Ledesma (izquierda) con su ametralladora Mag y Herbert Jones (derecha) el oficial británico de más alto rango caído en Malvinas bajo los disparos de Ledesma. Años después el soldado argentino escribiría una carta a la viuda de Jones.

-Hace poco entrevistamos al Comodoro Carballo, un hombre de gran protagonismo para la Fuerza Aérea en Malvinas. Y él en alguna de las entrevistas que ha brindado decía “nos han querido hacer tener vergüenza de aquellas cosas de las que los argentinos debemos sentir orgullo”…

Absolutamente de acuerdo. Recuerdo que en mi derrotero como veterano de guerra en los primeros años, hasta a veces tuvimos que tragarnos el orgullo de ser veteranos porque no conseguíamos trabajo. Es decir, se había armado toda una especie de circo romano donde los gladiadores no eran tales. Donde éramos negados, pisoteados y defenestrados por la sola participación en un hecho vinculante con un gobierno de facto con el que nosotros no teníamos nada que ver. Nadie puede negar que la Plaza de Mayo cambió la historia de Malvinas. No fue ese gobierno de facto que tenía un plan distinto al que se dice. El pueblo argentino en la plaza de Mayo avaló la recuperación de las Islas Malvinas e incluso obligó a que no se diera marcha atrás y ahí fueron todos a decir el famoso “si quieren venir que vengan, que les presentaremos batalla” , “el principito” y todas esas cosas que en definitiva son la gran muestra de que somos a veces poco serios y que somos muy exitistas

-¿Cómo fue ese 28 de mayo en el combate de Darwin Pradera del Ganso en el que usted tomó parte?-

Todo comienza apenas se cierra la noche el mismo 27. Porque ellos tenían un plan en el que decían que el 27 iban a estar tomando el té en Goose Green, que era el último bastión. Ya ese 27 había caído la noche y ellos seguirían tratando de doblegar el regimiento 12 de infantería y estaban avanzando sobre todo lo que era la colina de Darwin. ¿Y por qué? Porque ellos necesitaban ese pequeño valle para seguir avanzando porque sabían que todo lo demás estaba minado e indudablemente el hecho que ellos caminaron en los caminos que estaban consolidados, demostraba que habían sido advertidos. Nosotros veíamos desde unos cuatro kilómetros las trazadoras, las bengalas y todo ese tipo de dantesco espectáculo… Los veníamos siguiendo (a los efectivos británicos) desde las ventanas en la escuela de Darwin, que en algún momento fue nuestro hogar hasta el 1 de mayo(…) Ellos comenzaron a atacar tomándonos fuera de nuestras posiciones. Nosotros cuando comenzamos a reaccionar, que yo puedo colocar la cinta en mi ametralladora y comenzar a disparar, ellos se sorprenden con encontrarse con algo que no esperaban que era una sección que tenía mucho poder de fuego y al comenzar a responder el fuego ellos, nos ponemos a cubierto. Nos arrastramos hasta la primera posición y allí me coloco en una posición del regimiento 12 que estaba en una hondonada del terreno. Eso la hizo prácticamente invisible durante todo el combate (a su ametralladora), porque nunca pudieron determinar dónde estaba la ametralladora. Casualmente hoy está en el museo imperial de Londres donde hay una sala dedicada a Herbert Jones.

Ledesma (primera fila segundo de izquierda a derecha) junto a sus camaradas del Regimiento de Infantería Mecanizada n° 25, en Malvinas.

Uno después cuando entra a reestructurar su propia historia, entiende el por qué de algunas acciones dado que puede saber qué es lo que se decía, qué es lo que se pensaba, cuáles fueron las órdenes del Teniente Jones antes de caer abatido y definitivamente concuerda con lo que uno fue viviendo. No con la película que uno se hace sino con la película grabada en la retina en donde uno comienza a hacer coincidir relatos, testimonios y esto lo único que hace es reafirmar lo que siempre sostuve.Y en todas estas historias donde las fábulas abundan en demasía a mi me queda la tranquilidad de decir “yo jamás fabulé”, siempre me mantuve en lo que mantuve y sostuve aquel…no lo vamos a llamar incidente porque nadie puede arrogarse una capacidad o un título de héroe por algo que en definitiva y en resumen es una situación límite en la cual uno no tiene opción, y ante esas opciones uno elige lo que cree conveniente. Y eso hace que uno pueda estar en paz con su conciencia. Siempre sostuve que apretar el gatillo es fácil. Lo difícil es convivir con ello el resto de tu vida.

«Siempre sostuve que apretar el gatillo es fácil. Lo difícil es convivir con ello»

-Oscar usted luego de esa acción en que cae abatido el Teniente Coronel Herbert Jones le envió una carta a su viuda. ¿Qué lo motivó? ¿Qué sintió en el momento en que envió esa carta?

-Eso llega en un momento en donde hay mucha claridad. Donde algunos fabuladores entran a ver su armado relato cada vez con menos asidero. Y como tengo el convencimiento absoluto de que la verdad había prevalecido, en una catarsis casi sanadora, reconciliadora con la vida misma, le mando esa carta en donde le hablo como si fuera mi madre, como si fuera la madre de un caído y le aseguro que jamás sentí odio cuando apreté el gatillo y que sus hijos eran herederos de un valiente soldado. Puntualizo esto. Si uno vive solamente aferrado a un hecho, pasa a convertirse en un hecho importante, en un hito…y definitivamente yo no quiero ser ni un hito ni una referencia. Mi deseo es profundamente mucho más ambicioso y quisiera trascender como persona más que como personaje.

«Nunca pudieron determinar dónde estaba mi ametralladora. Casualmente hoy está en el Museo Imperial de Londres, en una sala dedicada a Herbert Jones» cuenta Ledesma

-Oscar, usted pregona desde el respeto mutuo; ese no quedarse con odios y rencores sino hablar del respeto mutuo tanto por los propios camaradas como los del otro bando ¿verdad?

-Absolutamente. Y eso es lo que ayuda. Yo lo sintetizo así: a mi el traje de héroe me queda incómodo. Me queda incómodo por dos razones: primero porque es demasiado ajustado. Y segundo porque se corre el riesgo de empezar a inflarlo al traje con mucho ego y en algún momento ese ego te va a hacer reventar el traje y te vas a quedar desnudo y con el traje por el piso.

-Una pregunta que solemos hacer a muchos camaradas o colegas suyos: ¿qué siente cuando escucha esta frase “los chicos de la guerra”? ¿Qué le provoca esa expresión?

– Mirá, yo te voy a responder con una aseveración no mía, sino de los paras (regimiento de paracaidistas británicos) porque si hubo algo que fue el muro moral de Malvinas fue el combate de Darwin. A raíz de ello nunca volvieron a atacar de día, a raíz de ello los paras les avisan a la guardia escocesa y ellos responden al respecto que no eran “ni chicos ni cagones” de manera contundente. Entonces cuando deseas saber cuál ha sido tu desempeño preguntale a tu enemigo. Y ellos lo grafican de esa manera. De hecho hay un relato verídico que ocurre entre un alto oficial británico y Seineldín, después de la rendición: Cuando Seineldín está encargado de la evacuación de todas las tropas se ponen a conversar y Seineldín le pregunta a ese oficial inglés por qué razón sabiendo ellos que el aeropuerto era la zona más débil atacaron por otro lado. Entonces el oficial inglés le responde “No, no se equivoque Seineldín. Nosotros sabíamos de sus comandos especiales, sus comandos tipo rangers porque en Malvinas nos ocasionaron muchísimas bajas”. Seineldín lo mira y le dice “¿Comandos tipo ranger? No. Hombres de 18 años entrenados por mi”.

-Oscar, usted más allá de ser un combatiente con un relato de vida y de combate fenomenal, ha encontrado en la escritura y en la poesía una forma también de expresión y realización. ¿Dónde nace este apego o este vínculo con la poesía?

-Definitivamente lo llevaba. Porque era un poeta menor. A los 16 escribí una poesía por una situación que estaba viviendo. Luego el hecho es que ese poeta menor se graduó en una guerra y una vez un locutor muy inteligente y un hombre muy preparado trajo a colación una frase que decía que “de vez en cuando deben sonar los cañones para que se despierten los grandes poetas”. No quiero en definitiva sugerir que sea un gran poeta, lo que estoy diciendo es que a ese poeta lo parió una guerra y cuando volvió era un poeta totalmente distinto. Y gracias a la poesía yo fui haciendo la catarsis necesaria para poder escapar de la locura, de la demencia de la posguerra. No es que yo estoy diciendo que soy un paranoico que se sanó escribiendo. La única forma, la mejor arma que tuve en la posguerra fue la poesía y ella fue la que permitió sanar, curar y de pronto redimensionar .

Gracias a la poesía yo fui haciendo la catarsis necesaria para escapar a la demencia de la posguerra

-¿Una forma de catarsis y de autoexploración?

-Definitivamente. Al décimo año, cuando los psiquiatras decían que yo iba a hacer la eclosión yo celebro el nacimiento de mi primer hijo literario y edito “2 de Otoño”. Después siguieron “Luis y los Fantasmas”, “El Retorno del Barro” y , próximamente, está mi nieto literario que ya dejó de ser mi hijo que es “Rayuela en Malvinas. Relato para mis Nietos” apoyado por pedagogos, maestros rurales que en definitiva transcriben y hacen más interesante y mucho más lineal el pensamiento y la fundamentación de Malvinas, y se logra esa simbiosis. Esto no es un libro que yo ideé y que fui haciendo sino que fue una conjunción de muchas cosas. No se trata de un libro solamente para los chicos de primaria, sino que puede trabajarse en secundaria y ha llegado incluso a emocionar a personas de cincuenta o sesenta años, porque cuando uno pone mucha fundamentación en forma mucho más clara, entendible, es mucho más fácil entender a las personas y dejar de traducir un poeta, porque tampoco se puede pedir que alguien quede atrapado por una poesía o por una metáfora cuando sabemos que no todos tienen esa capacidad.

-¿Qué mensaje le dejaría a los jóvenes desde su propia experiencia, tanto a aquellos que aman y abrazan la causa de Malvinas como a aquel que quizás escucha o lee esta nota, lee el fragmento de alguna historia de Malvinas o escucha de su historia y se le despierta ese bicho e intriga por la historia de Malvinas?

-Malvinas es la única causa nacional que aglutinó a todo un pueblo sin diferencia de credo, raza o religión. Malvinas debe ser el horizonte que debemos tener como buenos argentinos. Para rescatar de ella los valores de esenciales de Patria, los valores de honestidad, los valores de sacrificio, los valores de compromiso. Porque si nosotros no nos reflejamos en esos valores definitivamente estamos condenados como sociedad a ser una colonia.





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