El drama de Juan Barbas: “Ya no sé qué hacer, estoy desesperado”


El ex mundialista y actual DT de la Quinta del Mirasol cuenta el calvario que está viviendo en la cuarentena, sin trabajo ni ingresos económicos. “A la noche, cuando me hago un té o un mate cocido, me digo: ‘¡Pero, che, yo tengo que comer!’”, grafica.

La vida se le hizo pandemia a Juan Barbas. Con el fútbol parado, su única fuente de ingresos y salubridad se detuvo y hoy se encuentra en el medio de una cruel batalla entre el encierro emocional y las penurias económicas.


“Es una situación jodida, que no la esperaba. Pensé que iban a ser quince días y que, después, se iba a retomar lo que uno estaba haciendo. Se me hace imposible porque yo solo tengo la entrada del fútbol. No tengo nada extra que me pueda ayudar”, relata el entrenador de la Quinta de Almirante Brown.


El exmundialista en 1982, con pasado de relieve en el fútbol de Italia y España, habla con El1 Digital desde el departamento que alquila en Villa Madero y no dosifica sus sensaciones, las multiplica. Lo acucia el agobio y la angustia de no distinguir un lunes de un sábado o de estar perdiendo, al menos en lo que va de la cuarentena, el ejercicio cotidiano de ingerir un plato de comida en las noches.


“Con lo último que recibí, que fue el sueldo de febrero, pagué el alquiler. Te digo la verdad, esta semana fui a comprar hígado, que me sale 100 pesos el kilo y con eso tiro. No quiero dar lástima, es la realidad de lo que estamos pasando. A la noche, cuando me hago un té o un mate cocido, me digo: ‘¡Pero, che, yo tengo que comer!’ Entonces, la cabeza te empieza a maquinar, viste…”, confiesa.


El entrenador comprende el momento que atraviesan los clubes por la inactividad que desató la pandemia de Coronavirus, pero expone a viva voz una problemática que padece una gran cantidad de actores del fútbol argentino. “Sé la situación del club y del fútbol en general, pero la verdad es que la estamos pasando muy mal”, asegura.


El tema es qué hacer o cómo seguir. Por estos días, para Barbas, más que una disyuntiva existencial, es un laberinto de espinas: “Se me cruzó mil veces la idea de empezar a hacer otra cosa o dejar el fútbol, para buscar un ingreso fijo. Por eso, me pregunto ¿qué hago? Si la mayoría de las actividades están cerradas. ¿De qué voy a trabajar? Si de lo único que sé es de fútbol… Toda mi vida estuve detrás de la pelota. Ya no sé qué hacer, estoy desesperado…”.


Cada día es un nuevo desafío. Barbas está en una trinchera, pero sin armamento. “Pienso todos los días en cómo llegar a fin de mes. Yo estoy separado, vivo solo, tengo que pagar el alquiler, el auto y todo lo que significan los gastos de un departamento. Lo peor es que no encuentro respuesta. Llamé mil veces a los dirigentes porque me habían dado unos cheques que no pude cobrar y no tuve contestación.


En situaciones límite, la proyección hacia un futuro alentador podría convertirse en un salvoconducto. Sin embargo, cuando el estómago duele, la cabeza se obtura y el horizonte se nubla.

“Encima te dicen que, por ahí, el fútbol vuelve dentro de tres meses. ¿Qué hago yo hasta septiembre? ¿De qué vivo? ¿Qué le digo al del alquiler? Y, si me prestan plata, ¿cómo hago para devolverla?”, se pregunta el formador de juveniles.


Campeón del Mundo juvenil en 1979, seis años como futbolista estable de la Selección nacional, ídolo en Zaragoza (España) y Lecce (Italia) y compinche de Diego Maradona en sus comienzos, Barbas, a los 60 años, está jugando un partido que se le hace cuesta arriba. “A veces, estoy tirado en la cama y no sé qué hacer…”. #Fuente: el1digital

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