Por Federico G. RAYES (*)
26 de julio de 2023- Llegó UBER a Tierra del Fuego y causó conmoción al traer una solución del siglo XXI a un sistema normativo e institucional más cercano al Mundo Antiguo, donde en la Babilonia de hace 400 años prevalecía el Código de Hammurabi.
Con esta nueva controversia pública, por poco nos olvidamos del problema de los alquileres y los estragos que causa la denominada ley Lipovetzky, donde la solución requiere indudablemente de una mejora del panorama económico que conlleve los salarios reales al alza, pero también de un aumento de la oferta de viviendas, no sólo de las que puedan salir del alquiler temporario, sino de nuevas viviendas; construidas donde antes no las había.
Con el transporte público urbano de pasajeros el problema es parecido, hay una escasez de oferta. Es preciso mencionar que, en una provincia con bajas temperaturas y cotidianas situaciones de vientos helados, nieve y barro, quienes pueden costear un taxi o remise; pues obvian utilizar las líneas urbanas de colectivos, por más buen servicio que pudieran o no prestar. Se suma a esta situación, particularmente en Ushuaia, la demanda adicional ejercida por el turismo, nacional o extranjero; cuando sobre todo este último -por diferencia favorable de cambio de moneda- tiene una total disposición a pagar el valor que fuese. Completa el panorama una oferta estática, sin posibilidad de reaccionar a la notable excesiva demanda; visto que las ordenanzas locales establecen rigideces y abundante burocracia para el otorgamiento de nuevas licencias. Oferta regulada y tarifa regulada; todo lo contrario, a lo que requiere la dinámica de la vida moderna.
A diferencia del mercado de viviendas, donde hay que esperar años para que las nuevas construcciones apuntalen la oferta; las innovaciones en las tecnologías de la información y las comunicaciones hacen posible la existencia de empresas como UBER o como tantas otras, que ofrecen soluciones del siglo XXI a problemas cotidianos; en este caso, disponer de un medio de transporte en alguna de las ciudades del fin del mundo.
Es esperable que empresas y asociaciones de taxis y remises salgan en una defensa corporativa de las regulaciones que confieren una barrera al ingreso de UBER y les limitan la competencia, dado que les genera poder de mercado sobre la oferta. Más aun pierden de vista que son esas mismas normas las que también les regulan las tarifas que cobran.
La innovación de plataformas como UBER permite vincular en tiempo real la oferta y demanda de transporte urbano; donde las tarifas también se ajustan minuto a minuto a esa dinámica y generan así incentivos para la entrada o salida de vehículos a ofrecer sus servicios.
Para los amantes de las regulaciones, ese espacio siempre se encuentra. RTO y carnet profesional todos los años, requisitos sobre el automotor, el chofer y mucho más. Para quienes rechazan a UBER por ser de capitales extranjeros (como el buscador Google que usan todos los días o la empresa LeoLabs Space); siempre hay un valiente emprendedor nacional para igualar o mejorar la solución existente.
Lo relevante aquí es no perder de vista que las innovaciones tecnológicas están para ayudarnos, y los excesos de regulaciones para recordarnos al Mundo Antiguo. El futuro, ya llegó.
(*) Fueguino. Director de la consultora ECOTONO y profesor de economía en la UNTDF. Lic. en Economía (UBA), Mg. en Economía y Desarrollo Industrial (UNGS) y Diplomado en Economía Austríaca (ESEADE).